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¿Por que se van de la Iglesia?. |
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escrito por Administrador / Moderador |
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Este tema ha sido de enorme preocupación en todo ámbito de la Iglesia, tanto en el liderazgo como en la membresía, que de pronto no ven más a los amados hermanos y luego saben que están asistiendo a otra congregación.
Se torna alrededor de este asunto todo una trama de cosas que provocan confusión y va desde los miembros que acusan o por lo menos piensan que los lideres estan haciendo mal las cosas y esto provoca desconfianza en la membresía y por lo tanto debilidad en la iglesia, ya que requiere gran grado de madurez “alimentarse” bien de quien supuestamente esta haciendo las cosas mal.
Sigue el otro terrible peldaño hacia una crisis congregacional cuando el líder cree ser el responsable y lo oprime un espíritu de fracaso, desánimo u otras enfermedades del alma.
Es como que la mirada se centra en el liderazgo, como factor supuestamente carente de facultades o capacidad para contener a las personas. Esto puede ser así, pero no siempre.
Desde este punto de vista diríamos entonces que Dios mismo fue mal pastor, ya que “perdió” a Adán y Eva, o que Jesús no supo contener a las multitudes que le siguieron puesto que durante la crucifixión estuvo prácticamente solo, sin embargo el fin de ese proceso, necesario, planificado, aparentemente adverso-temporal y de profundo dolor, fue el nacimiento de la Iglesia y lo que es hoy ella con miles de millones de almas nacidas de ese “Solo” que estuvo en la cruz.
También debemos recordar que de esa aparente debilidad nació el organismo más poderoso en el universo, como lo es La IGLESIA.
O también se podría suponer erróneamente que el Espíritu Santo no es buen pastor porque bajo su ministerio llegará la apostasía, pero Apocalipsis nos muestra a aquella multitud incontable que estará en la presencia de Dios y podemos entender que Dios siempre hace las cosas perfectas y que absolutamente todo lo que suceda será usado por el Señor para su gloria y el cumplimiento de su voluntad.
Debemos diferenciar por un lado entre las consecuencias de los errores que cometemos y esto por una sola causa: somos humanos, por supuesto que cuanto menos errores mejor, y por otro lado los procesos necesarios para madurar y crecer.
Es verdad que frente a las situaciones adversas en el ministerio debemos realizar con honestidad y frente al Señor una profunda autocrítica, y de esa sinceridad nuestra, Dios sabrá hacernos entender el origen del problema.
Pero que sea el Señor hablando al corazón o tal vez usando sus ministerios que puedan alumbrar lo que esta mal y no dar lugar al adversario, quien es un ventajista y querrá aprovechar esos momentos difíciles para sembrar en el espíritu de sus siervos semillas nocivas y autodestructoras, pudiendo producir estas una situación perjudicial ya que si la boca entrega aquello de lo que esta lleno el corazón y si este rebalsa en amargura el líder pudiera volcar esto sobre el pueblo y el pueblo resentido se volverá cada vez mas hostil y resistivo al líder y entonces el líder... y entonces el pueblo...
En esos momentos difíciles es necesario vestirse del amor del Señor, bendecir y perdonar, perdonar, perdonar...
Cuantos preciosos y potenciales ministerios quedaron en el camino sin posibilidad de un mayor desarrollo porque permitieron que el diablo imprimiera en sus espíritus que son responsables de que las cosas vayan mal y si era así no permitieron la ayuda y el consuelo de parte del Señor, conmueve aquella escritura “Raquel no quiso ser consolada”. Que terrible cerrarse en el dolor, esto es como encerrarse en un cuarto con serpientes y escorpiones, picarán y picarán afligiendo hasta que cumplan su propósito, por ello es mejor abrir el corazón y permitir la ayuda de quienes el Señor quiera usara para librarnos de esa trágica situación. ¿Tienes un pastor?... ve y habla con él.
La salida de cristianos de su casa espiritual, entre otras causas, tiene que ver y es alimentada por una actitud incorrecta de las iglesias que los reciben.
Si somos honestos con nosotros mismos, deberemos asumir que si llegan personas de otra congregación a la nuestra, entonces es porque saben que hay una puerta abierta para ellos.
Vienen porque saben que se los va a recibir y a veces haciendo mal se les ofrece cosas o ministerios de forma casi inmediata.
Demás esta decir que si este es el espíritu del líder, esto se trasmitirá de modo inconsciente y “subliminalmente” y los creyentes comenzarán a invitar a amigos miembros de otras congregaciones a la suya.
Se genera entonces casi una cierta clase de presión ya que cuesta “poner en su lugar” a un amigo.
Otra cuestión no menor, es que ha producido problemas y profundos resquebrajamiento en familias ya que uno quiere “cambiarse” y el otro quedarse, o los hijos quieren ir a otro lugar porque hay mas jóvenes o no quieren dejar sus amigos actuales, pero deben obedecer a los padres y se congregan a disgusto en la nueva iglesia, y a veces cuando pueden decir que no, optan directamente por no asistir mas.
También esta la realidad de la enseñanza sin palabras que los hijos reciben, se les enseña a huir de los problemas en vez de buscar una solución que en el Señor siempre la hay. Ellos harán en el futuro lo uno o lo otro que aprendan.
Los creyentes insatisfechos o con expectativas no cumplidas o bajo un cierto aspecto de disciplina, no se moverían de su casa espiritual si supieran que vayan donde vayan, los remitirán como hijos a su hogar espiritual. Pero esto requiere de una gran madurez, compañerismo, ética y respeto entre líderes.
Hoy existen grandes movimientos de unificación, pero se debe tener en cuenta estos valores para ver coronado de éxito este esfuerzo unificador, porque construir sobre el amor del Señor es construir sobre La Roca.
Si la casa espiritual donde nacimos, se cae por la mala conducción de los líderes, como hijos no debemos salir corriendo, sino poner el hombro para ayudar en lo que pudiéramos, con nuestra oración, nuestra presencia, nuestro esfuerzo.
Los que corren ante los incendios no son los hijos sino los “roedores “, los hijos ayudan a apagar el “incendio”.
Es tremendamente importante recordar también que un creyente que llega “enfermo” y huyendo de un proceso de parte de Dios a fin de destronar al ego para que Jesús sea el centro de su vida, se acomodará por un tiempo ante el cambio pero ¿luego qué?
Este “escapismo” al proceso de Dios ha dado a luz una generación de creyentes tibios, sin raíces y sin la preciosa posibilidad de discipularlos a fin de que el carácter de Cristo sea formado en ellos.
¿Dejarlos en la calle o que se vayan al mundo? Tampoco. Lo correcto es provocar una restauración en sus vidas y que regresen a sus hogares espirituales. Es posible.
Imagínese lo que sería en una ciudad donde se trabajara con ese espíritu. Cuanta unidad y gratitud provocaría entre los pastores.
¿Soñar esto es una utopía o una realidad futura-cercana? Debe llegar el momento en que entendamos que “Amor” es sinónimo de “no dañarnos” y un aspecto práctico en la edificación y fortalecimiento mutuo es: tú cuidas lo mío y yo cuido lo tuyo, porque tanto lo tuyo como lo mío es de nuestro único Señor.
El asunto que se esta tratando en este artículo, genera conflicto generalmente pasivo, pero conflicto al fin, entre pastores.
Debemos considerar por un momento, pero muy seriamente al pastor de ellos.
¿Puedo sentirme bien si mi iglesia crece a costa del sufrimiento y lágrimas de un pastor que queda llorando por un hijo espiritual que se fue? ¿no somos pastores y hemos sufrido en carne propia este dolor?
¿Podemos ser indiferentes al dolor de un consiervo y de una congregación?
¿Porque algunas reuniones de pastores en distintas ciudades son tan “tensas”?
¿Puedo mirar los ojos de mi compañero en la causa del evangelio y decirle sin sentir algún tipo de malestar “Dios te bendiga hermano”?
¿no es esto rayano a la hipocresía?
No debemos jamás ser parte de la “MUTILACIÓN” de una congregación.
Alguien tuvo un sueño. Estaba feliz porque una iglesia de la ciudad no andaba bien y los miembros de esa iglesia comenzaron a congregarse en la suya. ¡¡¡Estaba al fin creciendo!!!
Pero en el sueño el Señor le habló de la siguiente forma: tú estas contento porque tu iglesia crece, pero yo veo que MI IGLESIA esta lastimada y a mis siervos sufriendo. No veo que mi iglesia crezca sino a cristianos cambiando de domicilio.
Considere esto NO ES CRECIMIENTO DE LA IGLESIA SINO SOLO CAMBIOS DE DOMICILIO.
¿Cuántas almas sin conocer a Jesús y por lo tanto sin salvación perdiéndose eternamente hay en una ciudad? ¿Cuál es el porcentaje de creyentes? ¿Porqué mirar “pescados” y no “peces”?
La Escritura dice que hay gozo en los cielos cuando un pecador se arrepiente, pero ¿qué hay en los cielos cuando un creyente enojado con sus pastores o su iglesia sale dando un portazo y se lo recibe en otra congregación con bombos y platillos?
Se debe preguntar que sucederá en el corazón de ese cristiano. ¿Será restaurado y podrá continuar con un sano crecimiento espiritual si alberga en su vida resentimientos ocultos, si en un espíritu ofendido y tal vez con razón, comienza a hablar mal de su “anterior casa”, y lo que es peor a trabajar de modo inconsciente para “rescatar” a sus antiguos hermanos y llevarlos “a salvo” a su nueva iglesia?.
¿Cómo serán “las aguas” que salen de la boca de ese cristiano cuando le toque compartir un testimonio o dar la Palabra? ¿Podrá un corazón enfermo, resentido, servir alimento no contaminado a otros? ¿Podrá ministrar a Dios en la adoración y alabanza?
¿Qué se siente cuando se realizan eventos de “iglesias unidas” y miembros que fueron de una congregación y salieron por diferentes razones, ahora estan trabajando en distintos ministerios en ese evento, por ejemplo como ujieres y deben dar el saludo de bienvenida a su anterior pastor o hermanos? Y peor aun, creo, es ver esos hermanos ofendidos con sus congregaciones y pastores formar parte ahora de un equipo de liberación. Es como poner soldados al frente de la batalla pero sin armadura.
Esta también el concepto que tienen de si mismos la hermandad de la iglesia que esta recibiendo creyentes de diferentes congregaciones y esto surgió de la charla con un hermano amigo de otra iglesia, lo que sigue son palabras textuales:
-“nosotros nos parecemos a un reformatorio porque llegan hijos con problemas en sus hogares”
¡¡Qué trágico es esto!! Pensé en ese momento al oír esto la enorme diferencia entre un reformatorio y un hogar donde se da a luz hijos.
Otra pregunta que surge de esta realidad es si hay un organismo sano allí, ya que si se estan engendrando hijos legítimamente será muy difícil ocuparse de otras cosas, pero si hay esterilidad de algún modo hay que crecer, creo que Dios tiene poder para añadir los que han de ser salvos rescatándolos del pecado por la predicación del evangelio.
Otro factor también importante tiene que ver con “los de afuera” cuando los inconversos ven esta situación ¿querrán ser parte del pueblo de Dios? Cuando la Palabra nos dice que creerán cuando vean el amor de los unos por los otros, y como amor practico que es, aquí podemos enfatizar el hecho de no dañarnos los unos a los otros.
¿Qué le responde un cristiano a su amigo inconverso que le pregunta porque se cambió de iglesia? ¿Tiene que mentir ocultando las verdaderas causas?
Si le dice lo malo que ocurrió ¿querrá ese amigo ir a alguna iglesia? ¿Para qué añadir problemas a su vida si ya tiene tantos? ¿No se supone que una iglesia...?
Otro elemento a considerar tiene que ver con algún aspecto económico. Hacer hijos cuesta, crecerlos y madurarlos mas todavía, porque se requiere tiempo, esfuerzo, etc., hasta que una vez en madurez comiencen a asumir responsabilidades tanto en realizar actividades como en el sostenimiento económico de la obra es decir el ofrendar y el diezmar. Pero es sabido que un creyente que ofendido con sus pastores y congregación busca otro lugar donde congregarse “lleva el pan bajo el brazo”...
Afortunadamente esta situación cambia día a día y hoy se puede contemplar una mayor estabilidad en los creyentes y sin duda alguna esto es sinónimo de madurez. Es como que los creyentes estan arraigándose, echando raíces y es la única manera de dar frutos, porque toda planta para que pueda crecer y dar frutos debe echar raíces. |
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